Era un mejicano que entró en un bar y le dijo al camarero:
-Quiero un café bien cargado pero bien cargado que la otra vez fue una porquería.
El camarero en vez de ponerle café le puso pólvora y el mejicano se lo bebió. Al día siguiente volvió al bar y el camarero le preguntó:
-¿Estaba bien cargado el café?
-Jó si estaba bien cargado. Me tiré un pedo y maté al caballo.

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